En un mundo cada vez más urbanizado, donde el concreto y el asfalto dominan el paisaje, la necesidad innata del ser humano de conectarse con la naturaleza se ha vuelto más evidente que nunca. El paisajismo biofílico surge como una respuesta a esta necesidad, integrando elementos naturales en el diseño de entornos construidos para mejorar la salud, el bienestar y la productividad de las personas. No se trata solo de añadir plantas, sino de crear experiencias inmersivas que evocan la vitalidad y la tranquilidad del mundo natural, redefiniendo la relación entre los habitantes de la ciudad y su entorno.
Tendencias Globales en Paisajismo Biofílico
A nivel global, el paisajismo biofílico ha trascendido de ser una tendencia a convertirse en un pilar fundamental del diseño arquitectónico y paisajístico contemporáneo, impulsado por una creciente base de evidencia científica sobre sus beneficios.
Una de las tendencias clave es la integración profunda de la naturaleza en el diseño de interiores y exteriores. Esto va más allá de colocar una maceta; implica la incorporación de características de agua que imitan arroyos o cascadas, la creación de jardines interiores o atrios verdes, el uso de materiales naturales y texturas que evocan la madera o la piedra, y la maximización de la luz natural y las vistas al exterior. Empresas tecnológicas como Google y Amazon han sido pioneras en la creación de entornos de trabajo biofílicos, reportando mejoras en la moral y la productividad de sus empleados
Otra tendencia es la diversificación de la exposición a elementos naturales.
No solo se trata de la presencia de plantas, sino también de la incorporación de patrones naturales (como fractales), formas orgánicas, colores que se encuentran en la naturaleza, y la presencia de animales o sonidos naturales. Esto crea una experiencia sensorial más completa que estimula la mente y relaja el cuerpo. Los jardines sensoriales en hospitales y centros de cuidado, diseñados para estimular los cinco sentidos con elementos naturales, son un claro ejemplo de esta tendencia.
La restauración de la conexión ecológica dentro de los proyectos es también un aspecto crucial. Esto significa no solo introducir plantas, sino también crear hábitats para la fauna local (insectos, aves), fomentar la polinización y permitir que los procesos naturales se desarrollen, aunque sea en pequeña escala. Los proyectos se diseñan para ser parte de un ecosistema más grande, contribuyendo a la biodiversidad urbana.
Además, la tecnología está facilitando el paisajismo biofílico. Sistemas de monitoreo de plantas, iluminación que simula los ciclos naturales de luz solar (iluminación circadiana) y aplicaciones que conectan a las personas con su entorno verde, están ayudando a optimizar el mantenimiento y la interacción con estos espacios. La certificación de edificios verdes (como LEED y WELL Building Standard) también está impulsando la adopción de principios biofílicos al incluirlos como criterios de evaluación.

Paisajismo Biofílico en Sudamérica
Sudamérica, con su rica biodiversidad y su profunda conexión cultural con la naturaleza, está adoptando el paisajismo biofílico de maneras innovadoras y contextualmente relevantes.
Brasil
El paisajismo biofílico se manifiesta en la integración de la exuberancia de la selva tropical en diseños urbanos y residenciales. Se prioriza el uso de grandes especies arbóreas, helechos, palmeras y plantas con floración vibrante que evocan la densa vegetación del Amazonas o la Mata Atlántica. En ciudades como São Paulo, se observan edificios con fachadas y balcones densamente vegetados, como los famosos «Bosques Verticales» que buscan emular el éxito de Milán pero con especies tropicales. También hay un énfasis en la creación de patios interiores y atrios que funcionan como pulmones verdes dentro de estructuras de concreto.
Colombia
Especialmente en Bogotá y Medellín, está experimentando un auge en el diseño biofílico, impulsado por la conciencia sobre la importancia de los espacios verdes para la salud mental y física. Se utilizan muros verdes masivos en edificios públicos y comerciales, así como la incorporación de elementos de agua y diseños orgánicos que imitan las formas y flujos de los paisajes andinos. La presencia de flora nativa y la creación de espacios que atraigan aves y mariposas son una constante, conectando a los ciudadanos con la rica biodiversidad del país.
Chile
En Chile, a pesar de su clima más árido en algunas zonas, el paisajismo biofílico se enfoca en la integración de la luz natural y las vistas panorámicas hacia la cordillera o el océano. Se utilizan especies mediterráneas y de bajo consumo hídrico, pero el énfasis está en la creación de espacios que generen una sensación de amplitud y conexión con los vastos paisajes. La piedra y la madera nativas son materiales comunes para evocar una sensación de arraigo al lugar.
En general, la región sudamericana busca que el diseño biofílico no solo sea estético, sino que también contribuya a la adaptación climática, ofreciendo sombra, reduciendo el calor y gestionando el agua de lluvia. La cultura local, a menudo ligada a la vida al aire libre y la relación con la naturaleza, facilita la aceptación de estos conceptos por parte de la población.
El Escenario del Paisajismo Biofílico en Perú
En Perú, el paisajismo biofílico está ganando terreno, aunque su implementación es un proceso gradual que se adapta a las particularidades climáticas, culturales y económicas del país. La megadiversidad de Perú ofrece una paleta inigualable de inspiración.
En Lima y la costa, el paisajismo biofílico se centra en superar los desafíos del clima desértico. Esto implica una cuidadosa selección de especies vegetales que, aunque sean nativas o adaptadas a la sequía, aún puedan evocar la exuberancia de la naturaleza. Se utilizan paletas de colores terrosos, texturas áridas y formas orgánicas para simular el paisaje natural de las lomas o los valles costeros. La maximización de la luz natural y la creación de microclimas frescos a través de la vegetación y elementos de agua son fundamentales para combatir el calor y la sensación de aridez.
Creciente tendencia en Paisajismo Biofílico
Se observa una creciente tendencia en proyectos residenciales y corporativos a incorporar jardines interiores y patios centrales que actúen como «pulmones verdes» o atalayas naturales. Estos espacios buscan ofrecer vistas a la vegetación desde múltiples puntos dentro del edificio, creando una sensación de inmersión. Aunque los muros verdes y azoteas verdes son todavía incipientes en comparación con otras ciudades globales, están siendo cada vez más valorados por su potencial para introducir biomasa en superficies limitadas y mejorar la calidad del aire en la capital.
La revalorización de la flora nativa es un componente clave del diseño biofílico en Perú. Esto incluye no solo especies de la costa, sino también un interés en el uso de plantas de la sierra y selva que puedan adaptarse a condiciones controladas, trayendo así la riqueza de los Andes y la Amazonía a los espacios urbanos. El diseño se inspira en la arquitectura vernácula y precolombina, que a menudo integraba la naturaleza de forma orgánica, como los complejos de Pachacamac o la concepción incaica de Machu Picchu, donde el paisaje y la construcción eran uno solo.
Además de los espacios visualmente verdes, hay un énfasis emergente en la experiencia sensorial. La inclusión de elementos de agua para crear sonidos relajantes, el uso de texturas táctiles en materiales y la presencia de aromas naturales (de hierbas o flores) buscan una conexión más profunda. La educación ambiental y la participación ciudadana también son vitales; proyectos que involucran a la comunidad en la creación y mantenimiento de sus espacios biofílicos fomentan un sentido de pertenencia y responsabilidad hacia la naturaleza.
Conclusión
El paisajismo biofílico en Perú tiene un potencial inmenso para transformar nuestras ciudades. Al ir más allá de la mera estética y enfocarse en la creación de entornos que nutran el espíritu humano, estamos construyendo ciudades más saludables, más armoniosas y, en última instancia, más humanas.
El paisajismo biofílico no es un lujo, sino una estrategia esencial para el futuro de nuestras ciudades. Al reconectar a las personas con la naturaleza, estamos invirtiendo en su salud, bienestar y en la resiliencia de nuestros entornos urbanos. Es una invitación a ver cada espacio, por pequeño que sea, como una oportunidad para traer la vida y la vitalidad del mundo natural a nuestro día a día.
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